martes, 31 de enero de 2012

Una Visiòn de la influencia de los Paradigmas

TRAS LOS PASOS DEL MAESTRO: COMO NO MORIR EN EL INTENTO?



La soledad a la que me he constreñido  es el sino del Pionero, pero también del extraviado. He perdido el contacto con los que no han emprendido el mismo Viaje y no veo todavía a mis compañeros que existen, sin duda, y que ellos tampoco me ven.... (Edgar Morin, “El Método: La Naturaleza de la Naturaleza”).

El ser humano en su intento por reinventar su realidad, se ha aventurado al seguimiento de normas y  directrices  que han escrito algunos aventurados al hecho cognoscente; en su momento estos han definido formas, procesos, principios o filosofías que le han propiciado ciertos estándares de satisfacción y de libertad o comodidad en torno a los objetivos que sigue respecto al conocimiento y sus aplicaciones.
Estos factores filosóficos o normativos de cómo hacer ciencia o iniciar un proceso de investigación es lo que algunos han venido manifestando ser el “método” con el que se debe iniciar la actividad investigativa. Pero, como se ha manifestado, ha sido éste un camino que inicialmente se siguió para alcanzar algo que se había proyectado, imaginado o  propuesto, que surgió de la interacción con una realidad, con unos principios y con unos argumentos. Inicialmente hubo libertad para abordar el proceso.
Sin embargo, con el tiempo, y dentro de los parámetros socializantes de la homogeneidad, se ha pretendido que el conocimiento, su búsqueda, valoración y conceptuación, sea de un solo nivel o tono, pues se ha pretendido colocarle un molde; dicho molde se apoya en un recetario que sustenta el alcance de un producto, pero no la evolución cognoscente amplia y profunda que nos lleve a acercarnos más a la realidad que intentamos comprender y modificar.
Así fueron apareciendo las matrices epistémicas que estuvieron marcadas por  paradigmas y los cuales sirvieron precisamente para encauzar, para orientar y hasta para obstaculizar los avances o elementos emergentes reales en los procesos de investigación, ya que cada uno postulaba un seguimiento ciego de la norma, de la filosofía y del método que paradigmáticamente se estaba imponiendo. Estábamos yendo  por el camino contrario a la luz, en un camino hacia la inteligencia ciega.
Pero si bien es cierto, que a lo largo de la historia hemos recorrido etapas en las que esas matrices epistémicas han reinado, y han contribuido eficiente pero no eficazmente con el proceso y el hecho investigativo, nos hemos encontrado que muchos defienden a capa y espada los argumentos de los paradigmas en los que se encuentran inmersos y que forman parte de su ser y de su idiosincrasia; tal es el caso de aquellos que bajo el norte positivista aluden despectivamente del paradigma cualitativo o viceversa. Situación esta de la que nunca se podrá sacar a uno ni otro, pues su limitación territorial es el paradigma donde se encuentre inmerso y más nada.
Esta visión tan localista, parcial o somera de ver el hecho investigativo por la postura epistémica única, tal vez sea el mal de unos y consuelo de todos; no obstante debe ser cambiada radicalmente para poder  avocarnos a un verdadero paradigma en la investigación que rompa con el círculo vicioso de imposiciones y efectos tragicómicos a que nos hemos visto inmersos como individuos y como sociedad.
Seguir al maestro, ya no es lo común, ni lo que se nos impuso siempre con la aparición de nuevos paradigmas, en si el maestro solo sirve para señalar el camino; ahora lo razonable es apoyarnos en la filosofía, en los principios y construir nuestro propio método, según los momentos que tengamos que enfrentar.
Y se señala esto, por cuanto es frecuente escuchar a muchas personas que “están dentro del paradigma o corriente de la complejidad”, pero que solamente lo hacen como un pretexto por estar a la moda o a tono con las tendencias investigativas o tal vez para ganar adeptos o simpatías.
Frecuentemente, estas personas simulan ser, estar o vivir en un paradigma, pero se comportan como miembros del otro y creen que las filosofías que se proponen son un simple recetario, un lugar común o algo a lo que se puede acceder fácilmente y vanagloriarse de estar en el círculo de los privilegiados.
Estas posiciones son, tal vez, parte del proceso de falsa reingeniería al que se somete una parte de los investigadores que creen que la investigación es seguir estructural y funcionalmente las ideas de un maestro o de un gurú; y que la realidad se ha encargado de decirnos, que no es seguir al maestro, sino tomar sus experiencias, sus enseñanzas para construir un MÉTODO, para trazar nuestro propio camino y  llegar a nuestra propia verdad, que es una, según el tiempo y el espacio, y no la única.
Así para poder entender hoy, lo que es la matriz epistémica de la complejidad y la lógica configuracional, debemos deslastrarnos de todos los argumentos banales que se nos han impuesto con el método, para ver acciones, interacciones y retroacciones que en pocas palabras es ver sistémicamente lo que nos circunda.
Es necesario abordar el camino y dialogar con la realidad, con una parte de ella, y no asumir nuestra verdad como la única y la valedera. La incertidumbre debe formar parte de los argumentos con que enfilemos el proceso de investigación. Orientemos el proceso hacia cosas imprecisas, conceptualmente abiertas; ensayemos, establezcamos estrategias, abordemos la actividad sin métodos precisos, construyámoslo en el camino, valoremos los errores; no nos limitemos con la imposición de metas.
Para lograr lo anterior, debemos olvidarnos de cual paradigma es más o cual es menos, debemos entender que en el nuevo paradigma los otros tienen cabida como momentos y que la filosofía, por demás amplia, compleja y sistémica, me acerca o me aleja de la realidad en la medida en que soy libre de aplicarlos y de construir mi propio método.
El maestro será un compañero más, irá a mi lado, o tal vez detrás pero nunca delante para imponerme cosas...............

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